jueves, 12 de marzo de 2009

No es cuestión de suerte



Nunca deseé tanto tener el poder de volar, de elevarme sólo con el pensamiento y perderme entre las nubes. Nunca odié tanto estar atada a la tierra, y con ella a todas sus obligaciones. Ansío poder irme sin dar explicaciones, sin voltear la mirada, sin pensar en el exceso de remordimiento que conllevan los impulsos.

Después de varios meses estancada en el mismo hoyo, necesito darle un giro ultrademencial a mi vida, llámese ahora rutina. Tenía claro que algún día me explotaría en la cara mi repulsión por la costumbre, por llegar a mi casa luego de cumplir un día que, además de bostezos y dolor en la espalda, no me trajo nada. Me imagino, de repente, como Amelié sentada frente al televisor viendo como mi vida se convierte en un reportaje sin colores, donde todos me dan elogios por algo que nunca pude lograr. Por eso, no puedo aceptar más consolar mis decepciones con el tan prostituido argumento de la suerte.

Detesto que tenga que bailar al son de la suerte. ¡No más!. Si no pasé el examen de ingreso a esa empresa, fue porque no soy capaz y hay mil más mejores que yo. Sí, así es. Así funciona esto. Si tengo que internarme en el hospital a aguantar que los doctores me ausculten hasta los pensamientos, no es cuestión de ‘mala suerte’. Si tengo que hacerlo, lo haré. Así como postularé las mil veces más que me queden a las empresas que se me crucen. No es ‘cuestión de suerte’, si lo merezco ingresaré.

El mundo real, porque el irreal lo manejo a mi antojo, es demasiado complicado como para añadirle sus cucharaditas de ‘suerte’. No es mala suerte que aún no me haya logrado enamorar, ni tampoco que pierda el DNI cada dos meses. Si nuestras vidas se definieran en base a la suerte, piensen en cuántos nos hubiéramos metido un balazo hace un buen rato. Tampoco se trata de propiciarla, o todo sería tan fácil como decía hoy un ‘profeta de la calle’: Si haces el bien, te ganarás el cielo. Entonces, ¿Si no te compro los caramelos que vendes me voy al infierno?. No se pueden manejar las decisiones y el futuro en base al interés de la fortuna.

A pesar de los tropiezos, creo que aunque nos cueste tenemos que aceptarlo: Esta es la vida y lo único que nos queda es vivirla. Hoy lloro, pataleo, abrazo a mi perro contándole mis fracasos, rompo las hojas de ilusiones que tenía guardadas, reviento mis tímpanos con bossa-nova, me azoto con los ‘hubiera’ y escribo hasta terminar de romper lo que queda del teclado. Mañana no lo olvidaré todo, seguiré triste por haber perdido pero tranquila por haberlo superado. Me pongo los anteojos negros y salgo a empezar de nuevo. Sin suerte pero feliz.

lunes, 2 de marzo de 2009

Año escolar 2009: Menos palabreo y más acciones


Lunes por la mañana y las calles dejaron atrás su soledad. Ahora, enrumban, junto a los panaderos y oficinistas madrugadores, las únicas personas que rogaban que el domingo no terminara nunca: los escolares. Empieza el ciclo escolar en el país, y con él sus deficiencias, los debates, las aulas a punto de quebrarse y la carrera hacia un objetivo, cada vez menos preciso.


El ministro de Educación, José Antonio Chang, inauguró, esta mañana, el año escolar 2009 en el colegio Nuestra Sra. de Guadalupe, donde estudian cerca de 2 mil niños en el nivel secundario. Algunos escolares hasta se desmayaron por el nerviosismo del primer día de clases. (Quizá la falta de un desayuno más papeado, como de los que se sirven en Palacio, fue la causa de los desvanecimientos). Chang aseguró que hoy 8 millones de alumnos retornarían a las aulas para “emprender sus labores académicas”. Sin embargo, qué es lo que realmente lograrán, a fines del 2009, esos 8 millones de escolares. Además, de culminar un año más (si es que el SUTEP lo permite), por lo menos la mitad debería lograr alcanzar un nivel más alto de conocimiento. Es lo ideal.


Analizando la gestión educativa del actual gobierno aprista, el sociólogo e integrante de Foro Educativo, Ricardo Cuenca, señaló esta mañana que en esta gestión es “donde más medidas se ha tomado del Magisterio pero menos avance se ha visto”. Hace apenas una semana, el mismo presidente Alan García destacó los resultados de la reciente evaluación de docentes, que en relación con el año pasado, habría superado en 10 veces el número de profesores aprobados. ¿Bastarán datos cuantitativos para medir el avance? Como bien analiza Cuenca las ganas no bastan. El resultado ‘apremiante’ destacado por García no debería ser el símbolo de orgullo del sector; quiénes hemos tenido la oportunidad de conversar con un alumno de colegio nacional y con los mismos profesores, podemos asegurar que las cifras no bastan. Los maestros no son vehículos en revisión técnica, con una calcomanía de ‘aprobado’ no se resuelve la deficiencia. La capacitación especializada sería una de las posibles salidas.

Sin embargo, a pesar que la última encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública de la PUCP revela que el 59% de limeños prioriza a los profesores bien preparados en las instituciones educativas, el tema de la infraestructura, la currícula educativa (cada vez más memorística que reflexiva), y la propia condición social de las familias de los escolares, son factores que deberían estar apareciendo en la agenda del actual ministro. Menos palabreo y más acciones están pidiendo los limeños (un 44% opta por los colegios particulares). Hace algunos días, el Jefe de Estado aseguró que la meta del gobierno es reducir el analfabetismo a menos del 4% antes de finalizar el 2011. Ojalá y recuerde que, como diría la especialista en el tema Madeleine Zúñiga, alfabetizar no es sólo aprender el alfabeto, firmar y escribir su nombre. Optimismo hay, en el gobierno sobra. Ahora es cuestión de encontrar un norte y no dejarlo escapar.